Platón y la altura
¿Ha sentido alguien vértigo por la altura? Yo casi no me sostengo en pié cuando subo mucho y, pronto, siento la imperiosa necesidad de volver al suelo, a la superficie. Tal vez estos vértigos, que otros interpretarán como arrebatos místicos o éxtasis, tengan mucho que ver con mi rechazo a las elevadas esencias platónicas.
¿Quién puede ubicar una filosofía, un sistema de pensamiento, en las alturas, en los cielos?
Platón se esforzó, con muchísimo éxito, en levantar, en subir las esencias al cielo, incluso más allá de los cielos, en las alturas de lo no-sensible, en las alturas de las Ideas (o esencias, formas, inteligibles). Es el llamado idealismo platónico. No el idealismo de un hombre que hace su lucha permanente por cambiar ciertas cosas, como cambiar el mundo o sustraerse a ensuciarse de lo peor de él; no hablamos del idealismo del poeta o del revolucionario que incluso extiende su pelea hasta terminar con las enajenaciones de las alturas. No, hablamos de una filosofía que ha penetrado hasta los tuétanos lo que se ha venido a llamar nuestro entorno cultural, la civilización occidental. ¿Cómo ha podido ocurrir esto? ¿Cómo es que nos han convencido que lo que pueda ser más real está más allá de lo real? Cuando miramos mucho tiempo hacia el cielo terminamos mareándonos. No sería nada raro que nos pillaran borrachos, o nacimos mareados o la Idea misma nos emborrachó.
Nos han convencido también - y esto está relacionado con las Ideas aéreas de Platón - que lo que tiene verdadero valor, lo que es mejor, debe venir de o reside en las alturas; así, el poder, la autoridad, la competencia, el orden y un montón de martingalas que han reinado por milenios, sometiendo a los hombres a las peores esclavitudes.
Hay, creo, una fortísima razón por la que la mayoría de nosotros nos disponemos tan resignadamente a aceptar estas invitaciones a volar: es que el Super-yo viene de arriba, aunque no todo comience con él. Esta es naturalmente una explicación psicoanálitica. Pero, para ir de a poco, vea el próximo capítulo en este mismo canal.
14 Comments:
Hola Zenia, desde el Caribe en:
http://imaginados.blogia.com
Me ha gustado esto libertario. Bonita tu nueva casa, y tu neuva identidad.
Haya cosas que para lograrlas han de andar ocultas (José Martí)
Acerca de tu post, coincido. La filosofía también está en nuestros pies, no solo en nuestra cabeza.
Querido, estás viendo que mi vértigo está convertido en cenizas y ¿aún así me quieres elevar platónicamente?
¿será que realmente me urga tomar clases intensivas contigo?
soy toda tuya...comencemos
y qué bueno que apareciste eh? ya me tenías sin sueños..
te beso filosóficamente
Ya se te fueron los humos a los pies.
Cansador: ¡No! me caí. Yo iba por la vida, tranquilamente y muy elevado. Volaba a la altura de las esencias y, de pronto, me tropecé con una coincidencia que venía de la mano con una conjetura. Y me tincó. Las seguí y aún las ando bucando pero muy pegadito al suelo. Quizá no las encuentre sino al final, o sea donde se encuentran las cosas y las palabras.
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Fuminoso-libertario entonces?
ya recuperada el habla y los paseos llovidos de enrredaderas filosóficas?
bien, bien...a leer entonces, a riesgo de pincharme los pies en algún cardo, por ahí. En fin...
Saludos
Frumioso, perdón...si la cago me aviso solo...
Pero veo que también: Ex-libertario...
Yo creo que todo parte de la TRASCENDENCIA. Esa necesidad del hombre hacia lo alto.
¡Eso si! ¡Jamás me volvería a aventar de un Bonggie! Prefiero quedarme arriba.
Reflexionemos desde arriba.
Qué es esto? siempre la misma gente aca? son como las cupulas fiolosóficas? literarias? gamberras?
bueno voo platonico :)
abraços
Vértigo, muy posible..."mal de altura", sí.
Eso sí, lo que vale más no necesariamente viene de las alturas...no es universal el concepto de arriba-abajo y la verticalidad; cada vez más existe más alternativas ante eso.
Saludos, te estaré visitando.
Cada vez hay menos alternativas, parece.
¿Onofre, frumioso?
(frumioso suena como oso fumarola).
Escúrrete, canejo: la filosofía no es pal vulgo. no se lo merece.
heil heidegger!
¡Vivan las alternativas! ¡Vivan las superficies! Deseo ser piojo o garrapata - ¡tan expertos éllos en batir la superficie - no obstante sean tan vulgares. Yo soy frumioso, o sea fumante-furioso o, si lo desean, furioso-fumante. Una, cuestión de conducta, la otra cuestión de sentimiento. Mientras tanto, a final estoy yo con mi ira y mi cigarrillo.
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