jueves, junio 22, 2006

A quo. Al principio eran las profundidades.


Cuando dormimos y soñamos nos sumergimos en las profundidades y en su lenguaje, lleno de mezclas innombrables y sueños esquizofrénicos. En éllos las cosas pierden su identidad y los otros pierden su cordura. Así son las profundidades: pura mezcla de cuerpos. Abominables laberintos a los que el pasado nos llama. Como cuando recién nacimos, o incluso antes, y nuestras pulsiones aún no se asomaban al mundo. Zambullidos lastimosamente en las oscuridades de la no identidad. En la sima y frente a un seno, oral-anal a lo sumo, nuestro pobre cuerpo comenzaba a comer y a ser comido, troceado y amenazado, amado y odiado, mezclando supervivencia y destrucción en una pura infancia-pasión. Pero, desde arriba venía la Voz, y esa voz nos permitió asomarnos a la superficie, a la piel, a las zonas. Libido y Thanatos comenzaron a bordear el Yo, a permitirle y a prohibirle. A veces - como en los sueños - nos quedamos en la posición esquizofrénica, atemorizados y pura pasión. Otras, miramos a las alturas, elevamos los ojos buscando la Voz en la posición maniaco-depresiva, y las culpas nos invaden porque la culpa sólo viene, también, desde arriba.
Las profundidades las descubrieron también los griegos, pero antes que Platón descubriera las alturas. Antes que ponerse alas, Empédocles quería hundirse en el abismo del Etna y cayó en él. El volcán sólo devolvió su sandalia de plomo. Es que los presocráticos estaban asombrados, no del universo del arriba, sino del mundo del abajo, pero el abajo de las profundidades. Así, el arjé - principio - lo buscaban como hoy el petrólogo o el minerólogo o el psicoanalista: en las profundidades de los cuerpos. En el XIX, Nietzcshe también hará este descubrimiento reivindicando a Dionisios frente a Apolo, en su empeño por invertir el platonismo.
No es casualidad que Platón signara al sabio como el que se libera de la esclavitud que conoció en la caverna. La invocación y el embobamiento de Platón es la altura, es el cielo y sus alas. Puro espiritualismo, pura conversión maniaco-depresiva. En cambio, la provocación presocrática es la profundidad, el abismo y su sandalia. Puro materialismo esquizofrénico, pura subversión. Después de éllos, después de Platón, serán los estoicos los que , contra las alturas y contra las profundidades, descubrirán la superficie, puros acontecimientos incorporales, pura perversión.
Nos vemos en este mismo canal.

jueves, junio 15, 2006

Platón y la altura


¿Ha sentido alguien vértigo por la altura? Yo casi no me sostengo en pié cuando subo mucho y, pronto, siento la imperiosa necesidad de volver al suelo, a la superficie. Tal vez estos vértigos, que otros interpretarán como arrebatos místicos o éxtasis, tengan mucho que ver con mi rechazo a las elevadas esencias platónicas.
¿Quién puede ubicar una filosofía, un sistema de pensamiento, en las alturas, en los cielos?
Platón se esforzó, con muchísimo éxito, en levantar, en subir las esencias al cielo, incluso más allá de los cielos, en las alturas de lo no-sensible, en las alturas de las Ideas (o esencias, formas, inteligibles). Es el llamado idealismo platónico. No el idealismo de un hombre que hace su lucha permanente por cambiar ciertas cosas, como cambiar el mundo o sustraerse a ensuciarse de lo peor de él; no hablamos del idealismo del poeta o del revolucionario que incluso extiende su pelea hasta terminar con las enajenaciones de las alturas. No, hablamos de una filosofía que ha penetrado hasta los tuétanos lo que se ha venido a llamar nuestro entorno cultural, la civilización occidental. ¿Cómo ha podido ocurrir esto? ¿Cómo es que nos han convencido que lo que pueda ser más real está más allá de lo real? Cuando miramos mucho tiempo hacia el cielo terminamos mareándonos. No sería nada raro que nos pillaran borrachos, o nacimos mareados o la Idea misma nos emborrachó.
Nos han convencido también - y esto está relacionado con las Ideas aéreas de Platón - que lo que tiene verdadero valor, lo que es mejor, debe venir de o reside en las alturas; así, el poder, la autoridad, la competencia, el orden y un montón de martingalas que han reinado por milenios, sometiendo a los hombres a las peores esclavitudes.
Hay, creo, una fortísima razón por la que la mayoría de nosotros nos disponemos tan resignadamente a aceptar estas invitaciones a volar: es que el Super-yo viene de arriba, aunque no todo comience con él. Esta es naturalmente una explicación psicoanálitica. Pero, para ir de a poco, vea el próximo capítulo en este mismo canal.

miércoles, junio 14, 2006

Filosofía y topografía


¿Por qué hablar de topografía cuando hablamos de filosofía? ¿Por qué hablar de lugares,
topoi, cuando hablamos de conceptos o relacionamos ideas?
A mí - a quién no - desde siempre me ha gustado hacerme ideas de cuestiones abstractas con recursos figurativos, pero más precisamente con recursos espaciales, muy acotados, muy referidos a lo geométrico, las líneas, puntos, círculos, etc. Pero, creo que es herencia del pensamiento esquemático, muy poco flexible para hender conceptos más abstractos. Es curioso, pero mientras más abstractos son los elementos con los que uno trabaja se hace más imprescindible recurrir a imágenes voluminosas, 3D, que exceden los mezquinos términos de lo plano, es decir, se hacen más necesarios elementos más concretos. Se trata de imágenes, ese es el punto. Pero, los elementos geométricos no deben abandonarse puesto que cualquier acercamiento a la realidad nos permite aproximarlo a un viaje por el
plano, por sus puntos y sus líneas hasta ascender en los niveles mediante un salto al espacio.
Cuando se recurre a imágenes - de asociación - las ideas se nos hacen más familiares y próximas, esto es, menos esquemáticas -los esquemas sólo son buenos para la memorización -, o sea, menos ajenas a la comprensión. Esto no es nuevo. La filósofos antiguos siempre recurrieron a imágenes muy familiares a sus contemporáneos. Así, por ejemplo, Platón y el Mito. Ni hablar, antes, de los presocráticos y qué decir, después, de los estoicos y los cínicos.
En este blog ensayaremos un viaje por el pensamiento con los elementos del plano y del espacio. Pero, queremos ir un poco más allá, exceder la geometría y la geografía, pasando por ellas, hacia la
topología. Queremos señalar conceptos pero también puntos y líneas, queremos indicar procedimientos, pero también volúmenes y mecanismos. Pero sobre todo queremos hacer paisajes, levantar, aquí y allá, la imagen del mundo : en su profundidad, en su altura y en su superficie.

domingo, junio 11, 2006

¿Por qué la superficie?

"La superficie, la cortina, la alfombra, el manto, ahí es donde el cínico y el estoico se instalan y con lo que se envuelven. El doble sentido de la superficie, la continuidad del derecho y el revés, sustituyen a la altura y la profundidad. Nada tras la cortina, sino mezclas innombrables. Nada sobre la alfombra, sino el cielo vacío. El sentido aparece y se juega en la superficie, por lo menos si se sabe batirla convenientemente, de modo que forme letras de polvo, o como un vapor sobre el cristal sobre el que el dedo pueda escribir. La filosofía a bastonazos de cínicos y estoicos sustituye a la filosofía a golpe de martillo. El filósofo ya no es el ser de las cavernas, ni el alma o el pájaro de Platón, sino el animal plano de las superficies, la garrapata, el piojo. El simbolo filosófico ya no es el ala de Platón, ni la sandalia de plomo de Empédocles, sino el manto doble de Antístenes y de Diógenes. El bastón y el manto, como Hércules con su maza y su piel de león. ¿Cómo denominar a la nueva operación filosófica en tanto que se opone, a la vez, a la conversión platónica y a la subversión presocrática? Quizás con la palabra perversión, que, cuanto menos, conviene al sistema de provocaciones de este nuevo tipo de filósofos, si es cierto que la perversión implica un extraño arte de las superficies."
"Lógica del sentido", Gilles Deleuze


"!Cuán profundos fueron esos griegos - la filosofía helenística - a fuerza de ser superficiales". F. Nietzsche